Movimiento estudiantil de 1968

Claramente, el movimiento de 1968 marca un parte aguas entre la capacidad de represión del régimen autoritario y la voluntad social dispuesta a continuar permitiéndolo. Acaecido en el contexto de la víspera de la justa olímpica, las autoridades no estaban dispuestas a ceder a las demandas originales del movimiento, entre otras: derogación del delito de disolución social, destitución de mandos involucrados en la toma de la preparatoria vocacional, desaparición del cuerpo de granaderos y libertad a los presos políticos. Estas demandas se originan a partir de intervenciones policiales con lujo de violencia en diferentes preparatorias a fin de sofocar disturbios relacionados con un partido de futbol americano.

Las respuestas violentas del régimen lograron el efecto contrario al buscado, en lugar de la desarticulación del movimiento estudiantil éste se volvió cada vez más visible que nunca e integró a estudiantes de diferentes universidades. Los eventos de manifestación y represión sucesivas desembocan en uno de los momentos más álgidos con el ataque a las preparatorias 1 y 3 (2 de agosto de 1968), incluso mediante el uso de una bazuca que destruye una puerta del siglo XVIII con valor patrimonial. La comunidad universitaria se agrupa en torno de su rector Javier Barros Sierra en la condena unánime a los hechos. La conformación del Consejo Nacional de Huelga, una serie de manifestaciones reprimidas y la ocupación de la ciudad Universitaria por el ejército son eventos que nos conducen al mitin del 2 de octubre de 1968; mismo que sería trágicamente reprimido con un saldo rojo de centenas de muertos y miles de heridos. Se han escrito muchos libros sobre las causas y consecuencias de estos lamentables hechos, así como el grado de involucramiento y responsabilidad de diferentes autoridades. Lo que es cierto es que nada de eso debió pasar, como también es un hecho que miles de estudiantes nos dieron una muestra de rebeldía ante la injustica que no podemos menoscabar y que se suma a la cadena de presiones que terminaría por reventar la represa autoritaria de nuestro régimen. Hoy, las diferentes alternativas de medios masivos de comunicación masiva, así como los medios masivos de comunicación, restringen la posibilidad de represiones con una brutalidad similar. El sacrificio de la generación del 68 no debe ser en vano, por lo que siempre debemos oponer la vocación democrática de la movilización para oponerse a la pulsión autoritaria de la persecución o destrucción.